domingo, diciembre 31, 2006

Album familiar

Estuve rascando por ahí y volví a encontrarme con algunas cosillas.

Mi tatarabuela, la abuela de mi abuela paterna. La foto debe ser anterior a 1890.


Mi mamá y mi papá sesentosos.


Mi mamá


Abuelos paternos


Mi abuelo paterno era muy buen fotógrafo, aunque no era su profesión.







Esta es el gran hallazgo, la invitación al casamiento de mis bisabuelos, en 1890.

miércoles, diciembre 27, 2006

La Gran Homero

El 3 de noviembre de 2004, a la mañana, estaba en el Aeropuerto de Barajas, en Madrid, para volver a Buenos Aires después de mi viaje de tres semanas. Por si acaso, llegué dos horas y media antes para poder hacer tranquilo los trámites y dejar el equipaje para embarcar. En el hotel no había desayunado ya que iba a tener mucho tiempo para hacerlo en el aeropuerto, hasta que el avión saliera. Un bar tiene que haber. Doy vuelta la cabeza, una escalera, y en el descanso se veían un par de cartelitos con dibujitos. Creo que uno era de los baños, y el otro, el que me interesaba, tenía algo así como un tenedor. Subo las escaleras, llego a un hall y veo una puerta con un barcito. En la entrada había una ventanilla con una cajera, o algo así, adentro se veía un mostrador y mesas largas y altas, con gente sentada en taburetes o paradas, tomando algo. Iba a entrar pero me frené para buscar el dinero. Cuando estoy en eso, vuelvo a mirar el lugar, creo que también me miraron, y me di cuenta que casi me metía en un barcito que es exclusivo para personal del aeropuerto, pilotos, y gente del rubro. ¿Alguien se acuerda el episodio Fear of flying de Los Simpson? Casi me meto y gano pasajes gratis, menos a Alaska o a Rancho Viejo.

martes, diciembre 26, 2006

Vientos de Futurama



Me dijeron que es una cosa descabellada, pero no retiro mi teoría de que los tramos de Vientos de Agua ubicados temporalmente en este siglo están inspirados en Futurama, o son Futurama, o tienen un aire (o un viento) a Futurama. He visto algunos cachos nada más de la miniserie de Campanella, pero tengo autoridad suficiente para decir que Eduardo Blanco la jugaba de Fry. Es un tipo que llega a un lugar que le es extraño, aunque esté en el mismo planeta Tierra, rodeado también de un grupo extraño. En este caso, él no ha "viajado" congelado en el tiempo sino en el espacio casi involuntariamente. Leela es Angie Cepeda, había un negro por ahí con una novia de aire tropical que parecía Hermes y su mujer y un gordo que podría ser Bender. Todos marginales y/o exiliados, algo similar a los personajes de la serie de Groening, todos sin un anclaje cierto y con un destino incierto. Amy podria ser una flaquita que estaba al comienzo del programa; a Zoidberg no lo detecté. Una vez se veía un primer plano de perfil de Blanco hablando con algo o alguien, hasta que corta y se ve, en una pantallita de una PC, la cara de Alterio, con quien sostenía la conversación. ¡Eso era una escena de Futurama, y Alterio, sin dudas, es Farnsworth, el sobrino de Fry! Aunque, claro, Alterio no está convivía en ese otro mundo extraño.
Que alguien me refute esto.

A propósito, los tramos de Vientos de agua que se ubicaban en los años '30, al comienzo, más que la historia de los inmigrantes europeos podría llamarse la historia de los pederastas en la Argentina. Pablo Rago, que hace de inmigrante rumano, no para de calentarse con una nena, que luego será su esposa.
El programa, medio plomo, con la cara triste de Eduardo Blanco, que ya es hora de que haga la biografía de Larguirucho en cine, no tuvo éxito en España , y acá no se si demasiado. Pero sirvió para ver por que caminos imprevistos se cuela la intertextualidad.

Dos revisiones

Entre los elegidos de 2006 puse dos revisiones de películas. Para Navidad hice otras dos revisiones que tranquilamente podrían haber figurado.


Una fue La mujer pantera, film americano del francés Jacques Tourneur, de 1942. Su título original es Cat people, algo así como la gente gato, o la gente felina, o el pueblo felino, que es bastante más amplio en su referencia y adecuado para la historia, porque la historia trata de Irena, una mujer de Serbia que se convierte en felino, literalmente, pero que tiene que ver con una leyenda de su pueblo, una especie de maldición que puede afectar a todos sus habitantes. De todos modos, cierto paralelismo entre lo felino y lo femenino está presente en la película, hasta con un toque sexual y salvaje hacia el final, cuando Irena ataca al psiquiatra que la quiere conquistar.
No hay tranformaciones en cámara sino que todo está sugerido. Al comienzo, cuando recién conoce a su futuro esposo, ella luce como una chica normal, diseñadora de modas. Se mantiene aislada de todos, no por su condición de inmigrante, sino por temor a que surja la bestia que guarda adentro. Cuando se casa y comienza a celar a su marido, Oliver, su atuendo cambiará al negro, como el tapado que lleva hasta el final, que la asemeja a la pantera negra que visita todos los días en el zoológico. El trabajo con el claroscuro es espectacular e imprescindible en las dos escenas de mayor tensión. Una en el estudio de una compañía de barcos donde trabaja su marido junto a la que será su amante, de noche, solamente iluminado con la luz mortecina de las mesas de diseño, momento en que merodea el lugar una pantera, o, tal vez, Irena, que desaparece sin dañar a nadie. Otra es el acoso a la amante en el natatorio, también de noche, cuando ya está por cerrar, donde solo alcanzamos a escuchar un rugido y las paredes del lugar en penumbras, donde apenas se ven reflejos ondulantes del agua y una sombra negra, lo que le da al ambiente un tono onírico y pesadillezco.
Hay un juego en dos escenas con la puerta giratoria del edificio donde se encuentra la empresa. En la mencionada escena del estudio, ya desaparecido el peligro, Oliver y su amante llegan al hall de entrada, y ven la puerta girando sola, señal de que algo salió o entró por ahí, una pantera, Irena, o lo que sea, pero que no deja de ser un indicio inquietante y misterioso. Este fragmento hace contraste con otro fragmento anterior, en el cual Oliver llega al edificio y se detiene sorprendido por la puerta que empieza a girar sola. Sin embargo, en seguida, vemos que lo que produce esto es la mujer de maestranza, fregando el piso, en cuatro patas, digamos, como un gato, por ejemplo, ya que estamos. Una escena con un toque cómico, hasta paródico en cuanto a la "mujer gato", que relaja la situación y hace contraste en la memoria con el peligro y la angustia real en la otra, con la puerta giratoria como indicio de eso, ahora sin el mismo humor.


La otra película fue El hombre de Laramie, otro western amargo de Anthony mann, de 1955, otro de la serie con James Stewart, cuando se había vuelto oscuro y había dejado la bonomía de su era Capra. Este actor, todos lo saben, es uno de los mejores de la historia, y nada mejor que su cara desesperada para contener toda la violencia física y polvorienta de las películas de Mann. El tiro en la mano que, como castigo, le inflinge Dave, el hijo malcriado del dueño de las tierras, es de una insanía extrema. Pasa que Will, que se gana la vida conduciendo carretas que llevan mercaderías pueblo por pueblo, no tuvo mejor idea que buscar al responsable de la masacre donde murió su hermano en Coronado, un pueblo donde la familia Waggoman, que quiere hacer crecer al pueblo, a la vez que intenta una sana convivencia con los Apaches, se ve atravesada por conflictos internos. Lo curioso es que la historia de Will casi no existe, apenas se vislumbra a través de alguna rajadura de la vida de los Waggoman. Alec, el padre, Dave, su hijo, y Vic, un empleado de confianza, son el triángulo de este westerns con toques melodramáticos. Dave es impertinente y el hijo mandaparte, que se quiere llevar a todos por delante y hacer todo lo que la fortuna de su padre le permita, Alec se está quedando ciego y teme por el futuro de su hijo, por eso confía en Vic el futuro de sus propiedades y para que dome un poco a Dave. Esta preferencia hace sufrir a Dave y desata su ira, lo cual hace correr peligro los planes del no tan inocente Vic, que ha influenciado al muchacho para hacer negocios por fuera del viejo, vendiendo armas a los Apaches. Los que quieran ver la película tápense los oídos: Vic es el malo, el que organizó a los Apaches para la famosa masacre a las carretas de mercadería en donde viajaba el hermano de Will.
Mann nos hace pasar por una hora y cuarenta minutos de discusiones familiares para develarnos sobre quien desea Will hacer caer el peso de la venganza. James Stewart no se pasea todo el pueblo haciendo preguntas sobre quien mató a su hermano, se mete en el conflicto familiar para que, traiciones y peleas mediante, surja la verdad.
A propósito de Anthony Mann, me gusta lo que dice Andrew Sarris con respecto al director: "No deja de ser singular que el estilo de Mann sea el estilo norteamericano que semeja más estrechamente al de Antonioni en la progresión literal por paisajes pasando del mundo vegetal al mineral". Los ambientes rocosos en los que concluyen sus films tienen la misma consistencia que el núcleo duro de las psicologías de sus protagonistas, en este caso, el incomprable James Stewart.

Gato

Mi gato, Anatolle France, tiene urbanidad en su comportamiento en una mesa navideña.




Hallazgo

Encontré que todavía tengo dos cucharitas que habían salido en Anteojito hace más de 20 años. Mi abuelo materno murió en 1982, él tenía un puesto de diarios y todas las semanas me traía Anteojito. Después alguna vez me la habrá comprado, pero lo más probable es que sea anterior a ese año.
¿Cuánto se cotiza esto en el local de juguetes viejos de la Bond Street?

domingo, diciembre 24, 2006

Foto

Me gustó esta foto


viernes, diciembre 22, 2006

Pan dulce

Aprovechando mi tiempo de vacaciones hice pan dulce y tan mal no salió.

miércoles, diciembre 20, 2006

"Hay veces que me veo yendo de un lado a otro, buscando cuadritos de una historieta que no sé como termina"




Llego tarde, pero el 3 de diciembre se cumplieron 10 años de la muerte del inigualable Fabián Polosecki, creador de El otro lado y El visitante, dos programas que están entre lo mejor de la televisión argentina. Polo fundó un estilo y él mismo lo cerró. Después se han usado sus recursos infinitas veces para el sensacionalismo y de manera limitada; el otro lado quedó reducido a los marginales, los pobres, los ladrones y los travestis. El otro lado de Polosecki fui incluyendo cada ámbito de la Ciudad y del país, hasta su época final en El visitante, cuando se largó por Saavedra, el barrio en el que estaba viviendo, y entregó dos de sus programas más recordados. Claro que él tenía un don para preguntar y hacer entrar a los entrevistados en la charla, algo que ni él mismo comprendía, el porque ese tipo le estaba contando sus cuestiones más íntimas. Sus programas no estaban manipulados por el sentimentalismo; todo salía de los mismos entrevistados, de la ambientación, de su personaje, de sus cortas preguntas. Polo era un personaje de ficción que, simplemente, iba a buscar historias para sus guiones de historieta, y de esas entrevistas salía todo. No había nada precedido por discursos comprensivos hacía el prójimo. Su actitud era la del curioso que pregunta porque no conoce, e insiste con sus "¿Por qué?", y que hace acotaciones, a veces inocentes y otras que parecían tales pero sonaban como una observación sardónica, pero siempre con su gesto de nene sin maldad.
Era un personaje de ficción, hasta que la ficción se lo tragó, para 1996 empezó a desvariar, empezó a elaborar teorías conspiratorias, se mudó al Delta, y, un día, se tiró al paso de un tren, a los 32 años, y casi nadie se acordó de él, a pesar de haber ganado dos Martín Fierro en 1994. Hasta que en 2001 se hizo un ciclo sobre sus programas, que estaban en manos de la familia, en el Museo de Arte Moderno, y en 2005 en el San Martín. Además, el canal Ciudad Abierta empezó a emitir de nuevo su obra. No se si aún lo siguen dando, pero si pueden véanlo. Recomiendo calurosamente el programa "Tema: La vaca", un recorrido por el símbolo argentino, del campo al colegio.

martes, diciembre 19, 2006

Los elegidos de 2006

Este año casi no he visto cine de estreno, y no debería hacer una lista de lo mejor del año, pero igual puedo tirar unos títulos que me gustaron:
Buenas noches, buena suerte (G. Clooney)
Caché (M. Haneke)
Capturando a los Friedman (A. Jarecki)
Cándido López - Los campos de batalla (J. L. García)
Los infiltrados (M. Scorsese)

Lo que si puedo es hacer una lista de 10 películas vistas en video, DVD, festival o ciclo que me interesaron, y de cualquier época. Me di cuenta que estoy viendo cada vez más cine americano.

Los inocentes (J. Clayton, 1961)
Caught (M. Ophüls, 1949)
Hail the conquering hero (P. Sturges, 1944)
Foolish wives (E. von Stroheim, 1922)
Grass (R. Mann, 1999)
La mentira maldita (A. Mackendrick, 1957)
Rock Hudson's home movies (M. Rappaport, 1992)
Dirigido por John Ford (P. Bogdanovich, 1971)
El ingenuo (J. Lewis, 1964)
El pan nuestro de cada día (K. Vidor, 1934; la escena final es lo que más vale para formar parte de esta lista)




Y un par que ya había visto hace mucho y que redescubrí, felizmente:
El caballero audaz (Raoul Walsh, 1941)
The awfull truth (L. McCarey, 1938)

Mejor televisión:


Este año fue el gran regreso de Francis Mallmann a la televisión, al Gourmet, después de unos 8 años de haber desaparecido, con Los fuegos, un original programa donde este fabuloso cocinero dejó las hornallas para meter los pies en la nieve del sur y enseñar distintos tipos de fuego y formas de cocción sin gas. No importa tanto lo que cocine ni la receta sino todo el proceso y sus comentarios. Como en muchos casos, es cocina para mirar, pero aquí más exacerbado porque todo está hecho para en función del show, desde la música seleccionada hasta cada plano. Como ya escribí una vez, a Mallmann cada vez le importa más la mise en scene que la mise en place.

Y una mención especial a otro programa gastronómico, en este caso, de Utilísima. Bajo la lupa son dos que hacen de críticos de restaurants por Buenos Aires, el cocinero Enio Carotta y Rose Galfione, prueban un par de platos, ven como está la cocina y los baños y dan un puntaje. Enio ya es un viejo conocido de Utilísima, un tano gracioso, y Rose es una madura concheta, sommelier y profesora de buenas costumbres en la mesa, que se obsesiona por si hay o no gancho en el baño de damas para colgar la cartera. La frescura de los conductores supera la chatura y falta de originalidad de la producción de este canal, que cuando van a un restaurant italiano van, directamente, al lugar común de poner La Traviata.

Actuaciones de reparto del año: Las de Sos mi vida, empezando por Pablo Cedrón y Alejandro Awada. ¿Por qué no corren a Oreiro y Arana y los dejan a ellos solos?



Discos del año: Los tres de Fred Astaire que me bajé del e-mule, una recopilación buenísima que van desde grabaciones que hacía con la hermana y George Gerswing en los años '20 hasta las más famosas de sus películas.
Singing in the bathtub, un disco de The Cheap Suit Serenaders, la banda que tenía, o tiene, el dibujante Robert Crumb. Una rareza de jazz, folk y polkas.
La banda sonora de Punch-drunk love, que realizó Jon Brion para Paul Thomas Anderson.
Un disco de tangos del violinista Hernán Oliva, acompañado por el pianista Mito García, que me prestó un amigo. Excelente.

Caso Dreyfuss del año: Mi antiguo blog causó la ira de la señorita Flequillo, tal vez, también, del señor Pararrayos, llegó a manos de Analía, que también explotó, y Mónica se puso a llorar. Fue meter la cabeza en el ventilador, en medio de paranoia y despidos en Ejes. Un día que falto al trabajo y todo estalla. Pero parecía que iba a ser la Bomba Atómica y no pasó nada, al final. Se infló el globo al máximo y no estalló, se desinfló, nomás. Un hecho raro que muchos no entienden que fue. Un agradecimiento a mis leales Cecilia, Natalia, Silvana y Francisco.


Los hechos religiosos del año: El casamiento de Sabrina y yo usando una kipá.

El hecho gastronómico del año: Las caqué que me compró Sabrina, y sus fabulosas empanadas árabes abiertas, que ahora no recuerdo el nombre real.

Mis mejores creaciones gastronómicas: La torta Sacher de Claudia decorada con grana y las galletitas con la S de Silvana.

Mejores fotos del año: Las que saqué con mi robada cámara Brica en el cumpleaños de Cecilia.

El hallazgo del año: Alejandra Casal es nieta de Mildred Burton.

Tchaikovsky otra vez

Estaba reescuchando el disco que Leo Maslíah sacó en 2005, Clásicos, y me volví a divertir con su versión comprimida y cantada de la obertura de El Cascanueces, de Tchaikovsky. Aquí pego la letra del tema y pongo el link del mismo, que subí a Rapidshare, a ver si lo pueden bajar. Es imperdible.

http://rapidshare.com/files/8092946/05-Track-05.mp3.html

lunes, diciembre 18, 2006

El celular de Tchaikovsky

Hace rato me pregunto que atractivo puede llegar a tener Tchaikovsky en la cultura popular y en los fabricantes de celulares, que siempre han incluido "La danza del hada" y "La danza rusa" de El Cascanueces y la Obertura 1812 en los ring-tones.
Si el músico viviera en estos días se hubiera hecho millonario con los derechos de autor.

sábado, diciembre 16, 2006

Fútbol de mierda

Trabajar en Ejes ha hecho que el fútbol me caiga cada vez peor, y no sólo por el Mundial de este año. Toda la polémica sobre los barrabravas, Grondona, Gámez, Di Zeo, y cualquier idiota que sale a decir algo me tiene podrido. Alguien me dirá que es un tema serio, que hay cuestiones de gente pesada, de poder, de amenazas, y, definitivamente, de dinero. Pero ¿no se puede arreglar privadamente? ¿Tienen que llenar horas y horas de TV y radio, haciendo siempre las mismas declaraciones y las mismas denuncias? Encima son gente de mucho hablar, no se porque, cada comentario o entrevista no baja de los 10 minutos, y, en general, con un lenguaje sin muchos recursos. Que se metan el fútbol en el culo, más todavía aquellos que sólo lo ven porque está de moda o por integrarse.

Acá dos textos contra el fútbol. Uno es mío, parte de una entrada que escribí en mi viejo blog después del partido Argentina-Alemania del Mundial 2006 (que, confieso, en el fondo tenía ganas de que perdiéramos para que se dejaran de joder con el tema, de una vez por todas), y después otro del blog de Alejandro Rozitchner, que se que muchos ya no lo pueden ni ver porque trabajaba con Pergolini y ahora lo hace con Grondona (Mariano):

Cualquiera sabe que no me gusta el fútbol y que no tengo nada en contra de él. Pero sospecho que cada vez me queda menos sangre en las venas, al punto de que están por hacer sinapsis en cualquier momento. Porque tengo un vago recuerdo de nerviosismo en el 86 y el 90, a pesar de que no veía ni un sólo partido, tal vez, por el sólo hecho de que se trataba de Argentina. Después, ni eso. El viernes me ponían nerviosos los demás, no el hecho de si entraba la bola o no. El viernes comprobé que estoy más afuera de todo de lo que me imaginaba. Al final, uno termina sintiendo que está tan afuera que quiere disimular un poco que no me interesó mucho el resultado, uno inventa respuestas para no parecer tan insensible, queriendo demostrar que un poquito lo afectó. Claudia me dijo "A vos mucho no te importa, ¿no?", después de la derrota, y me di cuenta que realmente estoy al margen del margen, y que los demás lo saben (aunque si Claudia me lo pidiera, me dedicaría al fútbol, al badminton, o al deporte que fuera). Hasta la gente que no gusta del fútbol tiene esa tendencia a sentarse frente a la pantalla y hacer fuerza, aunque más no sea porque el equipo avance hacia el arco contrario, más allá del fútbol. El espíritu gregario y la publicidad combinados pueden más. Y es difícil entender como hay gente con una vida, marido, mujer, novio, novia, trabajo, profesión, vida de clase media feliz que puede llorar y casi morir porque alguien que no es él o ella pierden un partido. Les cambio su vida por un partido ganado. Ahora el fútbol es algo a lo que casi no se le puede decir que no, por eso lo ven hasta los que no les gusta. Y si uno es hombre, aún peor; los hombres no lo aceptan porque no puede ser que un hombre no vea deportes, y las mujeres porque lo consideran poco viril. Pero todo esto no importa. Algo que si me repugnó, y con esto no soy conciliador, fue la publicidad de cerveza Quilmes, esa cosa patriotera, con el tipo vociferando y agradeciendo la anestesia que le aplicaba el Mundial. No voy a hacer la fácil de decir que el Mundial hace que nos olvidemos de los pobres (para la izquierda y los progresistas) y de los reales problemas en la economía (para los liberales), porque aunque no hubiera Mundial no nos acordaríamos mucho más de todo eso. Lo que si voy a decir es que Quilmes no estaba pensando en el fútbol, sino en un evento planeado por Mussolini y Hitler juntos. Y otra, la de Isenbeck, que se proclamaba como el sponsor anti-Brasil, o algo así, era otro balde de mierda. Después de ver esas dos muestras de irracionalismo y xenofobia no me dan muchas ganas de tomar ninguna de esas marcas, aunque tampoco soy fan de la cerveza (Menos mal que moscato Crotta no hizo esas publicidades). Y todo eso no pasaría de ser una broma pesada si no fuera porque lo repiten todos, después. En verdad, los publicitarios no hacen más que aprovechar el lado salvaje de varios consumidores. Argentina perdió. Al día siguiente ya había gente festejando la salida del Mundial de Brasil y de Inglaterra, como no podía faltar. El imbécil de Mariano Closs decía "No me conmueven las lágrimas", ante el llanto de los ingleses después de perder contra Portugal. Lo mismo con Brasil. Cuando uno dice esto resulta que es un amargo, que no entiende los códigos del fútbol, que tiene que ver con la competencia. Igual nunca nadie me dio una buena explicación más que tomarse a la xenofobia como un juego. Hay gente que ha viajado a Inglaterra, que ha dicho que los ingleses son educados, magníficos, serviciales y que no les importa el tema Malvinas, pero el Mundial los transforma y vuelven a ser piratas asquerosos. Esos casos son los peores, porque volver sobre el prejuicio es ya ser un obcecado. Malvinas y la cuestión de las carnes son la razón, por decirlo de alguna forma, del encono contra Inglaterra, lo de Brasil me resulta mucho más inexplicable. ¿Será por las cataratas, será que ellos son más alegres y los envidian, serán los culos de las brasileras? No se, pero Argentina (¿o sólo Buenos Aires?) siempre sintió que el resto de América Latina los odia. Ya se, es sólo un juego hablar de negros de mierda y aplaudir a rabiar, y querer ver más veces el partido para ver como perdieron esos hijos de puta.




Mujeres futboleras, padres futboleros


Que los hombres sientan que el fútbol es una cosa importantísima y le dediquen horas de pensamiento y diálogo, bueno, es algo digamos inevitable, característico de las sociedades numerosas. Pero que las mujeres se hayan acercado a ese perfil, que sepan de equipos y jugadores, que vayan a la cancha, que se posesionen siguiendo la evolución de un campeonato, es un hecho triste y lamentable.

Las pobres lo hacen para acercarse a esos hombres esquivos de la intimidad, que piensan en patadas y pelotas como si nunca hubieran crecido. Los necesitan, y por eso van incluso a seguirlos en sus intereses empobrecedores. Pobres mujeres que por no perder a sus maridos o por hacerse merecedoras del amor de un padre que no sabe qué hacer con una nena (o por tener de qué hablar con novios imbecilizados en el deportismo corriente) empiezan a simpatizar con una camiseta.

El fútbol (el deporte en general) hace que padres e hijos -o hijas, aun peor- tengan tema, en relaciones que tendrían que ser capaces de abordar las riquezas infinitas que ofrece el mundo y la vida. Es muy corriente que un padre se relacione con su hijo a través del fútbol, y no está mal, pero es poco. Para muchos, así, el fútbol termina por ser una forma de acercarse a papá, y encuentran en el amor por un equipo una forma de manifestar y vivir un amor por el padre que de otra manera no encuentra camino.

Otro pensamiento poco conveniente: que una persona sin educación, sin posibilidades, se impregne del futbol es una cosa, pero que una persona educada, llena de posibilidades, lo haga, es expresión de una limitación importante. Es la costumbre social de rebajarse a costumbres toscas para congraciarse con todos, pero también una manera de eludir la responsabilidad de intereses más ricos y más exigentes.

Es mi opinión, ¿por qué no voy a poder decirla?

(Hay muchas cosas que se pueden compartir con los hijos: el amor por las formas, por los paseos, por la naturaleza, por la literatura, por las imágenes, por las ciudades, por los proyectos, por las ideas, por las máquinas, etc)

viernes, diciembre 15, 2006

The Tingler

William Castle se hizo famoso por crear efectos en sus películas de terror más allá de lo meramente narrado, como anteojos especiales para ver fantasmas en la pantalla que de otra forma sería imposible percibir. En The Tingler, Vincent Price se gana la vida haciendo autopsias, y descubre que cuando alguien se asusta una parte cercana a la columna se endurece y toma la forma de un material indestructible, y que la única forma de liberarse es gritando. Cuando una muda muere de miedo, le hace la autopsia y encuentra el objeto de su interés. Por supuesto, la muda no pudo gritar y liberarse de la rareza en cuestión, lo cual le produjo la muerte. El objeto es una especie de ciempiés que, supuestamente, todos tenemos adentro y que nos atenaza en momentos de miedo. El bicho se escapa y empieza el terror. Lo realmente interesante de todo esto no es tanto la historia, que, realmente, está traída de los pelos, sino el mecanismo que Castle armó para producir verdadero miedo en su público. No solamente el mismo aparece en pantalla anunciando la película, diciendo que gritar nos puede salvar las vidas, sino que cuando el ciempiés se escapa dentro de un cine, la pantalla se pone en negro y se escucha la voz de Vincent Price anunciando que el bicho se ha escapado en la sala y que la única forma de no ser atacado es gritando. O sea, una película que habla sobre el miedo, y que en la escena del cine involucra directamente al público, no tanto por lo que ven sino por lo que sienten, que un bicho mortal está suelto en medio de la oscuridad y que el grito es el arma eficaz contra él. Ya no es gritar por lo que estamos viendo en pantalla sino por lo que sentimos. Además, por supuesto, algunas de las butacas vibraban para aumentar el terror en algunos espectadores. Ingenioso. Una película que habla sobre el miedo y el grito en el cine, en que lo que vemos en pantalla no es tan externo por más irreal que sea, y que se nos puede meter entre las piernas en cualquier momento. Castle se adelantó casi 40 años a Wes Craven en sureflexión sobre los mecanismos del terror en el cine en Scream, aunque en una clave más física e ingenua, y menos ilustrada.

jueves, diciembre 14, 2006

Santa Lucía

Ayer fue el día de Santa Lucía, la patrona de la vista. Estaba viendo Crónica TV, donde mostraban a los devotos de la santa entrando en su iglesia en Barracas. No se que tan milagrosa es, porque el cura párroco tenía unos anteojos gigantes, tipo culo de botella, que no daban la sensación de que tuviera la mejor visión del mundo. O, tal vez, Santa Lucía no es la patrona de la vista, sino de los oftalmólogos.

domingo, diciembre 10, 2006

Almuerzo a orilla del río

Después de duras disputas, se realizó una de las fiestas de fin de año, la del mediodía, la no bolichera, digamos. Toda una cuestión de Estado después de un mes movido, con peleas, buchoneadas, y hasta con sangre. El año pasado la fiesta era con 50 personas, esta vez fueron 26. Pero bien igual. También fue más caro que el año pasado, pero era en Siga la Vaca, en Puerto Sorry Madero. Igual no se si tan sorry, porque el lado para acá, digamos, de Puerto Madero ya es grasa en relación a lo que era hace 15 años. Hoy día, la zona pulenta es la allende los mares, la que parece Mónaco, que queda del otro lado, y creo que cualquier día serruchan los puentes y se independizan.




Miren como salió asomando Paula, como algo fuera de la foto, una chica bien que si es Puerto Madero.


Abundante comida, y ahí Sabrina dando cuenta de ella.



Esta es una foto actuada, en la que pasan varias cosas a la vez y se piensan muchas cosas. Que cada cual le ponga los globitos de diálogo. Ahí está Alejandra, la nieta de Mildred Burton, nada más ni nada menos, pero pocos lo saben. Eso si es categoría en medio de la brutalidad de Ejes. Alejandra es la única empleada que se fue en el periodo de prueba siendo muy bien calificada y volvió sin esperarlo. Toda esa maniobra le vino bien para no conseguir un mejor horario de trabajo.



Mauro y JM, los que más comieron. Cargaron la bandejita unas 10 veces. Si sigue así, JM no volverá a ser personal trainer nunca más. Y otra pregunta: ¿Mauro es un dandy? Que cada uno complete sobre la línea de puntos.



Por supuesto, estuvieron las tres mosqueteras que actuaron en mi caso Dreyfuss: la fina y victoriana Silvina, Sonrisa de Hiena Natalia y Cecilia, que me dijo que salió como la mina de La Novia del Cadáver. Ojo, eso lo dijo ella, no yo. Apoyo el look burtoniano.


Y para completar el cuadro, otra en la que se agrega Sabrina para completar el cuadro de las empleadas favoritas, en un cierto sentido, digamos, hay otras categorías de favoritas, pero se van combinando. Lo malo que fue sacada muy de lejos y lateralmente, así que la recorté para quedar amorosamente enmarcaditos. Igual pongo la original para ver como cambia el sentido.





Soy el único que sabe fotografiar bien los perfiles de Cecilia. Aquí, atendiendo sus ocupaciones.



Esta foto no se como salió, no sabrían que botón tocar.



Gente separada en sus cosas. Un poco más y es un cuadro de Hopper. Que tierna Alta en el Cielo, es como la madre de todos...



Un poco de reflexión después de la comida.



Esta foto me gusta, un estallido bicolor por parte de miss Austen y de fondo unas cabecitas a contraluz.


Alta en el Cielo me pidió sacar esta foto porque cree que Claudia es su hija. Y bueno, ya lo dije, Alta en el Cielo es tan tierna. Es una versión mamá más relajada que la versión mamá Cinthia Dichter.



Dos fotos con Natalia




Y como frutilla del postre esta foto con la señorita de inigualable belleza, Claudia Andrea García. Primero, olvídense que yo aparezco ahí, arruinando la foto, fíjense sólo en ella. No sólo es una diosa espectacular, sino que, además, tiene su brisa particular; le sacan una foto y justo pasa un vientito que le remueve la cabellera, para quedar inmortalizada como la Venus de Boticcelli (faltan los dos tipos soplando de costado). Blusa amarillita, que, creo, la usó también en la fiesta del año pasado, hombros perfectos, manos cuidadas, uñas pintadas por Leonardo (o, ya que estamos, por Mildred Burton), aros metálicos muy a la moda, falda tropical y ojos que envidiaría Elizabeth Taylor. Pensé que ninguna otra foto de la octava maravilla me iba a sorprender, pero estaba equivocado.
Después de ver esta toma, ¿cabe algo más de belleza en el mundo?

domingo, diciembre 03, 2006

The awful truth

Me gusta más el título original que la traducción, La pícara puritana. Esta película de 1937, dirigida por Leo McCarey, la había visto hace 10 años, me había gustado, pero me la había olvidado. Después volví a leer sobre ella, la buscaba y no la encontraba. Justo el canal Retro la pasó y fue un redescubrimiento enorme. Cary Grant e Irene Dunne se quieren divorciar porque ambos son infieles, pero no lo logran, se siguen queriendo uno al otro. Un punto alto de la screwball comedy, sin un minuto de desperdicio. La infidelidad más como un problema social que entre los miembros de una pareja. En el comienzo del film, tanto Dunne como Grant tienen sus vidas paralelas sin mayores problemas, hasta que se dan cuenta que han quedado fuera de lugar ante su grupo social. Grant sigue interrumpiendo en la vida de Dunne, quien quiere volver a la senda correcta casándose con un sureño que vive con su madre. Luego de poner en ridículo y arruinar el futuro matrimonio de Dunne, ella hace lo mismo con Grant en el último tramo de la película. El ruido, más bien, el batifondo, tiene un papel importante y se produce en tres momentos diferentes. En los primeros dos, Grant impide el diálogo entre Dunne y su futuro marido. Hacia el final, la generadora del batifondo es Dunne, con una radio a todo volumen que no se puede apagar, y que marca el final de la hipócrita separación. La diferencia es que los batifondos de Grant se caracterizan como destructivos y los de Dunne constructivos; en definitiva, el de es la recuperación de la felicidad. El hombre propone (caóticamente) y la mujer dispone.
Es un pecado si dejan pasar esta comedia (y Grant confirma que es uno de los mejores actores de todos los tiempos).

Pregunta

¿Cómo puedo ser tan incoherente, que en la semana escucho al ultraizquierdoso de Omar López en "Mate Amargo" y los domingos al ultraliberal Claudio Chiaruttini en "Sin saco y sin corbata"?

sábado, diciembre 02, 2006

Título

Una foto de cuando me dieron el título de comunicólogo, luego de 100 años. Y en la Facultad de Medicina. Igual, si me lo hubieran dado en el aula magna de Sociales en Marcelo T. sería algo parecido, antiguamente era un salón donde daban clases a los estudiantes de medicinas sobre disección de cadáveres. Rarezas de la UBA.

Patito

Después de mucho tiempo volví al local del chino de la calle Lambaré que vende cositas viejas y compré este patito que mira para abajo, o toma agua, no se.