miércoles, mayo 28, 2008

Bar

Jimmy Durante, Bob Hope, Ethel Merman y Cole Porter

domingo, mayo 25, 2008

Killer surubí

Le había perdido el rastro a este tema tocado por un grupo llamado Mondo Hongo, que ya no existe. Es más, nunca supe mucho sobre él, solamente este tema, que Lalo Mir pasaba a pedido allá por 2001, y que ahora descubro que está en su blog.

El Pato Dumas recomienda


Gusto a vereda en la mañana
Por el Pato Dumas

El otro día hice un descubrimiento para los amantes de la química. Me dispuse a comer el delicioso Salame Alerce de Campo Austral, que es de tajadas de poco diámetro y con una capa oscura, un gusto diferente del salamín común de fiambrería, cuando hago un descubrimiento insólito. Para acompañar tomo un trago de vino Colón Blanco Chablis y descubro un sabor nuevo: mi boca está llena de lavandina. Ese gusto a calle en la mañana estaba saltando entre mis dientes, ácido, acre, agrio, o como se lo quiera definir.
Amante del buen vivir en busca de nuevos sabores, haga esta mezcla y después me cuenta.

Puntaje: 8 cuaks.

miércoles, mayo 21, 2008

Escena

Capra filmó dos obras maestras, dos comedias de personajes inocentes y ribetes oscuros: ¡Qué bello es vivir! y Meet John Doe. De la primera, una de las mejores escenas de beso jamás filmada.

Cumpleaños


A Cecilia no la veo nunca, y se le cae Internet cada dos por tres. Así que mando saludos desde acá, con esta foto simpática tomada por mí.

martes, mayo 20, 2008

Cine arte


Este año se cumple el 20° aniversario del estreno del gran clásico inoxidable Duro de matar. El año pasado escribí lo que viene a continuación, a raíz de Duro de matar 4.0.

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2007 es el resurgimiento de John McClane, luego de 12 años de ausencia. Hacen casi 20 años del estreno de la primera Duro de matar, que se convirtió en un clásico de los ’80 no sólo por la taquilla sino por el cambio que significó de la figura del héroe en el cine de acción: dejaba de tener aspecto de físicoculturista y tenía sentido del humor (Bruce Willis, justamente, era famoso por la comedia televisiva Moonlighting).
Pero no fue lo único novedoso. Además de la vuelta de tuerca introducida en el género, John McTiernan, su director, le dio su toque de autor, si se permite el término en un cine visto con media sonrisa. En medio de la cacería del McClane por parte del grupo terrorista se filtraba la mirada y conocimiento que uno tenía sobre el otro. Si bien lo primero que se puede decir es que, básicamente, por su temática, es un cine físico, McTiernan hilvanaba el relato en medios o primeros planos, donde los ojos cumplían la función de enlace con ese otro que acechaba dentro del edificio. De hecho, cabe destacar que el director suele recurrir a pequeños desplazamientos laterales en el momento en que se produce el contacto efectivo entre dos personajes. La escena de la acción se convertía en un espacio fragmentado e intelectual, más bien imaginado por las miradas de los contendientes.
La cuarta parte de la saga estrenada hace un par de meses, tardía y luego de dos menos interesantes 10 años atrás, no solamente resultó efectiva como la primera sino que permite pensar sobre otra cuestión. La mano de McTiernan ya no está tras la cámara. Len Wiseman está a cargo, un director con escaso trabajo y del que no se puede decir mucho. Hoy día ya casi no se puede hablar simplemente de explosiones fabricadas como momento álgido en una historia de acción; ahora la tecnología digital directamente construye la acción misma. Esto es, antes, la pirotecnia, el fuego, era algo así como un momento separado que uno identificaba como separado del relato que sostenía el protagonista; incluso se intuía la presencia del doble de riesgo. Hoy vemos la cara y el cuerpo del actor metidos en la batahola. Lo curioso es que se llega, cada vez más, a un realismo visual que sirve para contar situaciones difíciles de concebir.
Las tecnologías digitales han hecho que en Duro de matar a Duro de matar 4.0 la puesta en escena se vuelva virtual en un buen porcentaje, aunque, paradójicamente, el resultado final ha sido el de un cine mucho más físico. La película de McTiernan era traccionada por el contrapunto de las distintas miradas y los espacios dentro del Nakatomi Plaza. La nueva versión de Wiseman se desarrolla alrededor la lucha ya no de McClane y los malos, sino entre él y un mundo de cosas que “cobran vida”, vehículos tirados al aire como si fueran de juguete y toda pirueta que permita un ordenador. El personaje se enfrenta a hackers que hacen que el mundo real se subleve manipulando un teclado. A la vez, la película coloca a Willis en el mundo de la fantasía cibernética, pero tan perfecto que hace creíble y tocable cualquier situación. Las escenas en el túnel son paradigmáticas. Lunáticas, si, aunque también posible y lógicas: si un auto es lanzado sobre una rampa, o una construcción que haga de ella, puede alcanzar un helicóptero de vuelo bajo, y un par de autos a los costados pueden servir de cuñas y ser salvataje de un tercero que se nos viene encima. Sólo que también hay que creer en el azar y las coincidencias, siempre presentes en la realidad. O en esta hiperrealidad. Justamente, la reproducción de la realidad que permite lo digital es de tan alta cota que todo puede suceder. Y no es magia. Hacia el comienzo del film, un muñeco cae sobre una tecla y hace volar un departamento. Un momento sin efectos digitales, o eso supongo; nada más objetos y Ley de Gravedad, preámbulo para poder creer que la más insólita situación puede darse gracias a la suerte y las leyes de la física. Las nuevas tecnologías borran las fronteras, hacen que todo se vea más cercano y, de nuevo, más físico.
El héroe trabaja a la antigua en un planeta que cambió muy rápido en 20 años, y tal es su apuesta por los golpes y los raspones que resuelve hacer pasar una bala por su hombro para matar al enemigo. Finalmente, en una era de máquinas, McClane se tiene que volver insensible en algunos momentos, o, más bien, soportar el dolor.

Pijama


¿Cuántos varones mayores de 12 años usan pijama aún? Algo ha ocurrido que esta prenda casi se ve limitada al mundo infantil y femenino. Hoy, la excepción es que un tipo lo use; casi todos duermen en bolas, más allá de la temperatura. Porque dormir en ropa interior en verano, vaya y pase, pero en invierno, ni loco.
Siempre uso pijama. La única modificación puede darse cuando hace calor, cuando uso un pantalón de pijama corto y arriba una remera vieja, siempre y cuando no esté disponible el conjunto entero. Y con frío, ni hablemos; infaltable.
No hay nada más cómodo que el pijama, hasta me gustaría usarlo en la calle.

domingo, mayo 18, 2008

Vuelven los '40


De más chico tenía la obsesión con vivir en la década de 1940. Tenía la idea que todo era mejor y más agradable a la vista. Todo al margen de la coyuntura político-social, y sin un país definido; más allá del peronismo-antiperonismo, la Segunda Guerra Mundial y los retrasos de la época. Me gustaba, y me gusta aún, una idea de los '40 encerrada en una bola de cristal, salir a la calle con traje y, fundamentalmente, sombrero de fieltro, usar chalecos y saquitos con botones, y ver mujeres con faldas ajustadas a la cintura, largas pero con caderas anchas y desprejuiciadas. El peinado femenino con bucles descansando sobre los hombros es lo mejor para lucir ahí arriba, nunca superado por ningún otro, apenas empatado por el flequillo, a veces. Las pin-up girls. Sólo sacaría licencia de conducir si pudiera tener y mantener cualquiera de los maravillosos autos de esa década, aunque puede ser alguno de comienzos de los '50 o fines de los '30. Enormes, guardabarros altos, parrillas como bocas de ballena, llantas blancas, casi que tenían vida; ningún ángulo recto. Los autos actuales tienen menos gusto que un clavo, todos iguales. Tendría un ambiente decorado sólo con amoblamiento y electrodomésticos de esos tiempos: radios, modulares, aspiradoras, tocadiscos, discos de pasta, teléfono de baquelita, cocinas y algún novedoso televisor con puertitas y una pantalla tamaño mínimo. Dibujantes argentinos insuperables y de estilos variados: Divito, Ferro, Palacio, Quinterno, Oski, y un largo etcétera. Cine en blanco y negro refulgente, y algún technicolor furioso y expresivo al estilo Que el cielo la juzque. Bogart, Hayworth, Ford, Sturges, Capra, Flynn, Grant, Schlieper, Zubarry, Tierney, Gardner... los dibujos de la Warner y la Metro, y, por supuesto, Tex Avery. Jazz y tango para todos los gustos. Troilo, Fiorentino, Vargas, Di Sarli, Miller, Goodman, Alemán, Crosby... Arquitectura racionalista, aún mejor en Montevideo.
Soy un conservador ingenuo y quiero eso. Para empezar, podría volver a usar sombrero.

















jueves, mayo 15, 2008

martes, mayo 13, 2008

Imperdible del mes


De por sí es interesante el ciclo de Preston Sturges que Retro emite en mayo. Mucho más interesante es saber que dan Hail the conquering hero, una película casi inconseguible en Argentina. En algún momento del año pasado fue emitida, y justo el domingo estaba pensando cuando es que la volverían a repetir, y ayer a la noche descubrí que estaba ahí a las 22 hs. Por suerte, la repiten el domingo 18 a las 18 hs. En el sitio del canal pusieron que es de 1921, algo improbable; un desliz pequeño.
Hail the conquering hero fue estrenada en plena Segunda Guerra Mundial y debe ser la menos funcional a esa circunstancia histórica. Un grupo de militares inventa y le regala un héroe a un pueblito para intensificar el espíritu patriótico. Además de la habitual dosis de sarcasmo y señalamiento de las partes más bajas de la condición humana de los guiones de Sturges, está el prodigio de sostener una historia en medio de una catarata de personajes y diálogos que se suceden sin descanso. A un guión lunático, una puesta en escena de muchedumbre que acompañe, donde cada persona es un punto del tejido que sostiene el engaño.
Nunca sabremos como hacía Sturges para eludir la censura trabajando en pleno Hollywood.


PD: En otro ciclo, también dan La pícara puritana (18 y 22 de mayo), que es fácil de conseguir, pero nunca está de más ver esta maravilla.

lunes, mayo 12, 2008

Momento musical

Números musicales para viejas interpretaciones de Grace Chang en The Hole, de Tsai Ming-Lian. ¿Dónde se consigue un CD de esta mina?









domingo, mayo 11, 2008

Domingo tarde

¿Hay algo tan decadente como ver a un tipo llevando a su novia o esposa a un bar para ver fútbol? De todos modos, hoy las mujeres ven tanto o más fútbol que los hombres.

miércoles, mayo 07, 2008

Respuesta ilustrada al tratado fotográfico de hace una semana y monedas

Una interpretación gráfica de alguien es aislar su gesto.


Cosa de putos

I

Descubrí el blog de Diego Trerotola, crítico de cine y miembro de la CHA. Yo era el único ser en el planeta que no sabía que era gay. El tema es que buceo y me encuentro con otro elogio a la película de Los Simpson, en este caso por la relación homoerótica entre Homero y el chancho. Yo no se si es cosa de putos, o si a la serie se le encuentran más propiedades que al Aloe Vera y que a Angeloz, pero me he hartado bastante del extremo autorreferencial que hace gala. Lo raro de la serie es que cuanto más parece abrirse y querer explicar explícitamente el mundo más se cierra sobre el personalismo. La película no fue para tanto, y cualquier capítulo de los buenos tiempos la supera. Y Homero, o cualquiera de los personajes, han mostrado costados ocultos de manera mucho más sutil en varias ocasiones. Pero alguna maquinita borró la memoria de todos y de golpe descubrieron todo el año pasado en la pantalla grande. Hasta el hecho de que Maggie hablaba. Me llama la atención eso de buscar la celebración de algo en una película, por ejemplo, como si el cine fuera algo que está ahí para reivindicar algo, las panzas, en este caso. El problema de eso que Trerotola llama surrealismo pop en Los Simpson es que, a esta altura, se confunde con autorreferencia y complacencia. Cuando Groening se fue para hacer Futurama, el grupo de párvulos que entró a trabajar tomaron la serie como campo para dar rienda suelta al homenaje de los personajes de su infancia y adolescencia.
Homero con un chancho y su amor por la comida ya no es transgresor, por más lectura queer que le hagamos.

II

En tres o cuatro oportunidades puse una entrada titulada "Estoy cada vez más puto". Vaya uno a saber cuanto hay de verdad en eso. La cuestión es que tengo la sensación de que las mujeres me toman por puto. Se percibe esa confianza que suelen tener con los gays, a los que soban porque saben que no corren peligro de aparecer en la portada de Crónica.

martes, mayo 06, 2008