martes, diciembre 25, 2007

Gánese una cena con Martín Lousteau


Sepa lo que se siente salir con un economista. Economista, digo, no un contador de camperita perteneciente a alguna organización obrera. Basta de novios marxistas. El amor en el siglo XX estuvo signado por mujeres seducidas ante la verborragia de muchachos populistas, de camisa abierta y admiradores del Che. Pásese del lado de la plusvalía. Ya fueron los tiempos de ricachones banqueros con aspecto de cerdo contra héroes maximalistas de cabellos al viento; hoy son de liberales lindos y cancheros contra lumpenes de bolsito tejido y aspecto de linyera.
Escríbanos a Hipólito Yrigoyen 250, díganos porque le calienta Martín Lousteau y gánese una cena con el nuevo galán de la economía argentina.

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