miércoles, octubre 17, 2007

Que significa cuando significamos

En el blog La lectora provisoria el director de cine Eduardo Montes-Bradley escribe esto:

Las palabras tienen su peso. Los besos tienen su peso. En Argentina se ama y besa mucho, demasiado para mi gusto. La llegada de un comensal al lugar donde están cenando una veintena de amigos deriva en una ceremonia cruel en la que todos deben levantarse para besar al recién llegado. Cansa. Cansa tanto beso. Los hombres se besan. No ya los amigos, los que recién se conocen. Cualquier idiota te besa por cualquier causa y cualquier tilinga ama lo que fuera: amantes o zapatillas.

Es lo que llamo la cultura de los afectos. Hay una gran extroversión en amar y abrazar al prójimo. Algún psicólogo dirá que eso es bueno, la no represión de los sentimientos. Aunque tanta buena onda también puede esconder otros dolores. El beso es un ritual, al punto que hay que ir corrigiendo las omisiones cuando alguno quedó olvidado en un lugar repleto de gente. Las palabras y los besos son tantos que pierden su sentido; o ganan tantos que es difícil quedarse con uno. El distanciamiento como actitud pública en contraste con el acercamiento físico y el regodea afectuoso como actitud privada ha desaparecido, y ahora todos somos amantes de todo. Es raro que hoy alguien de la mano, o por lo menos entre personas de menos de 40 años. Un beso en la mano es más audaz que un beso de comadre, a pesar que en el segundo las bocas están mucho más cercas. Pero no, si un hombre, hoy día, besa a una mujer en la mano es más íntimo a pesar de la distancia. Curiosidad moderna. Tal vez, el beso de comadre se ha vuelto tan común que volver a las manos implica una invasión mayor a la privacidad. La boca como objeto sensual se ha vuelto un cliché. ¿Quién puede mirar las manos? Algún anticuado, desviado, pintor, escultor o cultor del cine de Bresson. Los Te Quiero y Te Amo también se confunden, y los objetos y obras artísticas también se aman. Las adolescentes actuales, en su adoptado lesbianismo, se amana. El problema es que cuando se ama a alguien no se sabe que se quiere decir. Te Quiero es cariñoso; Te Amo más arriesgado. Te Amo con signos de admiración puede ser tomado como cariñoso y hasta farsesco; no significa querer acostarse con el otro, sino una demostración tan tan grande de amistad que no hay nada mejor que graficarlo con un circo y un payaso. Ahí hay otra paradoja como la del beso: un Te Amo con signos de admiración supondría un mayor afecto y deseo hacia el otro, y , sin embargo, no es así. Es una hipérbole que implica un juego de seducción; se quiere tanto al otro que recurrimos al simulacro del deseo sexual. La simple estima se expresa como acto íntimo. Exhibicionismo muy de estos tiempos. De nuevo se confunde lo público con lo privado. Por el contrario, un Te Amo seco puede ser mucho más cálido y comprometedor. Un Te Amo a multitudes también expresa otra cosa diferente del amor sexual. Pero como todo se usa para todo, podemos repetir las palabras mágicas para que crean que estamos pidiendo uno de chocolate y pistacho.
Por mi parte, prefiero que mis palabras se entiendan los más explícitamente posible.




1 comentario:

Anónimo dijo...

La besa en la mano, cordial. EM-B