domingo, junio 01, 2008

El Pato Dumas Comió en...


Sucursal de "Babieca"
Por el Puto Dumas

Los amantes de la gastronomía que busquen un ambiente gay, hoy día tienen una opción más para la cena y el almuerzo. La sede Flores de los restaurants 1816 (Bonorino 57) ofrece un ameno ambiente en color pastel para la degustación a lo largo y en profundidad. Precio módicos y buena materia prima para la pedir por carta de manera tradicional o al modo esputo corrido.
El día que fui para la crítica pertinente había un ambiente gay familiero. Desgraciadamente, había olvidado mi cámara de fotos, pero los recuerdos me alcanzan para hacer una descripción. Llego y me recibe un simpático metre invertido. Más atrás de mi mesa, en forma oblicua, un trío disfrutaba del almuerzo del domingo, entre los que se destacaba un atractivo rubio de aspecto alemán salido de una rave, que no se quitaba la ropa ni para cortar el churrasco, que si yo fuera Fassbinder ya me lo hubiera llevado. Una mesa más allá, un núcleo familiar se adivinaba, pero no como se repartían los papeles. Un muchachito gesticulaba como Pablito Ruiz, se agarraba de la mano de una vieja que parecía ser su madre, pero no lo sabemos. Había otro chico que no sabemos si era el novio o el hermano, y otro tipo más grande que parecía el padre. O no, tal vez la vieja no era una vieja sino que era un imitador del fenecido Divine, y el viejo era Waters, todo el grupo de amigos disfrutando del fin de semana. Y mi asistente me señaló una mesa larga, en la cual, por lo que parece, un par de lesbianas festejaban algo, y se sacaban autofotos dándose besos. Dos mujeres de 40 y pico, rodeadas de otras mujeres y un par de hombres, algunas de entre 70 y 80 años, y algunos niños que no se saben de quienes eran (había un gordito de aspecto muy andrógino). No se sabe porque sacaban tantas fotos, pero era un grupo compuesto por personas de las más diversas edades, un canto a la diversidad, con abuelita incluida que va a la despedida de la nena que se me casa con esa chica tan simpática.
La comida bien, abundante en embutidos y ravioles de salmón.
Lo extraño del lugar es que no tenían velitas de cumpleaños, justamente en este tipo de restaurants de tenedor libre, donde suelen festejarse estos eventos. Me lo dijo la camarera, un morocha tetona, que, seguramente, también se la come.

Puntaje: 8 cuaks.

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