jueves, abril 19, 2007

Jacques Tati



Nada mejor que terminar el BAFICI viendo una película de Jacques Tati, y más aún si se trata de Playtime (1967). Ahora la pude ver en pantalla grande, en copia nueva, con los colores perfectos y entera. La primera vez que la vi fue en una copia reventada que dio Peña en la Filmoteca, descolorida y con una escena menos. Era la única copia que había en el país, encontrada en algún sótano. Despues vi esa misma copia destruida en pantalla chica, en un video, que Kinema había editado de esa misma catástrofe de celuloide. En 2003, TV5, el canal francés, tuvo la gran idea de hacer un ciclo de Tati, y ahí si, los colores originales, la escena que faltaba. Era un milagro. Pero era pantalla chica. Hasta estos días, en que la pantalla grande aumentó la gracia de esta película que es para ver en pantalla grande, si o si. Encima, está filmada en 70 mm.
Hoy casi nadie conoce a Tati en Argentina, seguro muchos lo descubrieron gracias a este BAFICI (tuve algo premonitorio hace un par de años, en otra edición del festival, cuando deseé al aire un ciclo de este director). Y Playtime es aún menos conocida, film que casi lo lleva a la quiebra, con los acreedores mordiéndole los talones. No es para menos, se construyó una ciudad moderna para hacer deambular una población en busca de una comedia. Y una comedia que no garantizaba ser muy popular, donde la figura del cómico pudiera atraer gente a la sala. Si Hitchcock tuvo la originalidad de matar a la protagonista de Psicosis en la primer media hora de metraje, Tati tuvo el atrevimiento de desaparecer durante buena parte de Playtime. Llega al extremo, radicaliza su propuesta y deja que la comedia la hagan los otros, que surja del mismo correr de la vida cotidiana y de los mismos objetos. Es más, Tati multiplicó algunos extras con estuviario similar al de él para producir más confusión en plena modernidad, junto con los cristales, omnipresentes en toda la película, que crean imágenes virtuales, más confusiones, choques y una hiperexhibición y control. Las comodidades y sus efectos secundarios de estos tiempos y de hace décadas. Tati hablaba de globalización antes que nadie. En la escena del restaurant paquete hay una gruesa columna cerca de la entrada que trae más inconvenientes que ventajas. En 2001, cierto día, habiendo visto Playtime un par de veces hasta ese momento, fui a comprar algo al Coto de avenida San Martín y Juan B. Justo, y ¿que encontré? Una gran columna que tiene pegada una góndola de botellas, por lo cual una parte se hace prácticamente inaccesible y se ve muy feo.
No creo que sea una película que muchos puedan disfrutar, no tiene el ritmo de una comedia tradicional. Uno se puede reír o no, pero si es para observar, en el más amplio sentido de la palabra. Es de esas obras únicas, irrepetibles, que se comportan como organismos, perfectamente coordinada en su más mínimo detalle. Los colores grises y el diseño de la secuencia en los edificios de vidrio son sumamente placenteros.
En algún lugar está en DVD, como en Cinerama, Lambaré y Sarmiento.

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