jueves, junio 14, 2007

Boetticher

En junio, Retro pasa un par de películas de Budd Boetticher, sobre las que ya he dado cuenta en la lista del mes. Este año, el BAFICI dio una sorpresa en la sección Rescates con Día de Justicia, un film tan difícil de conseguir como casi todo el resto de su obra. Aquí algo que escribí en su momento.



Angustia contenida en el Far West

Si hay una película sobre una venganza frustrada esa debe ser Día de justicia, de Budd Boetticher. A la inversa del tópico westernil del héroe que llega a un pueblo para matar a uno o más que le hicieron algún daño en algún momento de su vida, Bart, el personaje de Randolph Scott, no logra realizar la catarsis necesaria. Cuando entra a Sundown para liquidar a Tate, un tipo que maneja y ha corrompido a toda la comunidad, este se está por casar con una rubia por arreglo, mientras mantiene una relación con su amante Ruby, una muchacha mal vista, digamos. Después de tres años de búsqueda, Bart se quiere cobrar el hecho de que Tate le haya robado a su mujer, quien luego se suicidó.
Boetticher desarrolla toda la acción en menos de 24 horas, en unos 70 minutos de metraje, para que Bart se de cuenta que lo suyo no es una venganza en serio, que nada más está obsesionado con el tema y sólo quiere desquitarse con alguien, uno de los tantos amantes que su mujer tuvo. Finalmente, se da cuenta que esa mujer nunca lo amó. Es más, nunca la tuvo, nunca fue de él. La venganza es inútil; pero no por un dilema moral, sino porque no hay razón para vengarse. La historia se vuelve, finalmente, en la de un amor imposible, en la de un rechazado.
Pero Bart es un héroe, finalmente, pero de rebote. Su presencia en el pueblo hace despertar a un puñado de pobladores, que deciden librarse de Tate y de su tiranía, quien queda solo, sin apoyo, frente a frente con Bart, quien está dispuesto a matarlo si o si. Tate es un miedoso que sabe que va a la tumba sin escalas, pero su amante es quien lo salva, y se retiran del pueblo a una vida más apacible.
Si la presencia de Randolph Scott transmitía esa seguridad y prestancia de cowboy imparable que no se va a ir hasta cumplir con su cometido en el comienzo de Día de justicia, en el final vemos a un tipo abatido, borracho, aún más solo que antes, matan a su compañero Sam, sin tener con quien descargar su furia, dándose cuenta que a él nadie lo jodió sino que él solo lo ha hecho, que no supo hacer lo necesario para que esa mujer lo amara. A Bart no le importa si Sundown es más o menos feliz, si estaba dominado por un tirano o no, ni le importa que le digan que es un héroe por haberle devuelto la conciencia a su población. Bart no es un chico malo del Lejano Oeste, es un obsesivo.
Boetticher construye todo este cuento sobre la imposibilidad de quitarse ciertos dolores en forma concisa, en poco tiempo y en tres cuadras de un pueblo de cartón. Un par de planos le alcanzan para plantear una situación, como el encontronazo del sheriff con Bart y la escupidera de la taberna. O que para mostrar el dominio de Tate sobre la población dispusiera que en su día de casamiento había alcohol gratis para todos, y aún habiéndose frustrado la boda todos siguieran tragando como esponjas. La frase de este festival creo que le corresponde al cantinero, que le dice al médico del lugar, un tipo razonable y que apostaba al cambio: "Si fuera cantinero como yo dejaría de esperar algo de la humanidad".
No se porque el catálogo del BAFICI se escribió que esta película es un pequeño acontecimiento porque es difícil conseguir algo de Boetticher. Más bien diría que es de los grandes.

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