Acá dos damas en una foto casi simétrica.
Esta es como un estudio del movimiento de la cabeza, como la sucesión de fotos que se hacían hace más de 100 años.
Francisco demasiado ocupado para comer torta y yo con aspecto ejecutivo; sería aún mejor sin esos objetos que obstruyen, desmintiendo cualquier seriedad.
Por desgracia no pude obtener una foto de Alejandra ese viernes, que parece ser que deslumbró a todo el mundo con su vestuario, de una exquisita elegancia. Camperita cuadrillé muy paqueta, color violeta en la parte de arriba y en los zapatos, y un paraguas muy colorido. Una preciosura, divina, cuchi (y si, que se ponga colorada, como todos los modestos). Nada que envidiarle a María Fernanda Cartier.
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