viernes, junio 29, 2007

Fast juventud


Después de la victoria de Macri en Capital la izquierda y el progresismo porteño no saben muy bien que hacer. En el resto del país parece no haber tanta desesperación, pero en esta megalópolis, en donde cada ciudadano cree que el destino del país depende de su desición, hay varios suicidios. La cultura fast, por llamarla de alguna manera, se ha identificado siempre con el capitalismo y la derecha, pero, aunque no lo quieran, se ha apoderado de la izquierda también. Hoy hay universitarios de menos de 30 años de edad que ya están desencantados con la izquierda; antes capaz llegaban a ese estado por los 45, 50 años, cuando ya padres y se terminaban uniendo definitivamente al sistema. Ahora no. Un o una joven de 23, pongámosle, ya se siente fracasado ante el avance de la centroderecha en Buenos Aires, cree que podría haber hecho algo más, como Schlinder, pero que no pudo. La militancia envejece más rápido. Los '80 se la consideró una década perdida en esa materia, y recién para fines de los '90 y comienzos de este siglo resurgió cierta militancia, entre tanto revival. El tema es que era sólo eso, un revival, como volver a usar remeras rayadas o hacerse medio punk. Una versión pasteurizada de la militancia para niños que aún tomaban leche pasteurizada, que veían el enojo de sus padres por el gobierno de Menem, que salieron a la calle de la mano de viejos militantes, ya cansaditos, también, pero ahora el Che ya era sólo una remera y Castells terminó bailando en TV, y ya no era La Paz, sino Palermo Hollywood... Demasiadas tentaciones capitalistas para chupar frío en la calle.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

una remera:

"bailé en los 80. me drogué en los 90. me quiero matar".

Paco dijo...

Ah, pero qué remera, ¿eh?
Yuca, peor yo que me drogé en los '80 y ahora no me puedo mover.