
viernes, marzo 07, 2008
Estaciones
Es un lugar común eso de infartarse cuando empieza la primavera o el verano, cuando las mujeres salen a la calle más flojas de ropa, y las hormonas se calientan. Pero no estoy de acuerdo. Lo que más temo es el final del verano y el comienzo de clases, cuando la manada de colegialas de piernas fornidas salen a la calle. ¿Hay algo más perturbador que eso?

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