domingo, septiembre 16, 2007

Rewind


Uno se pregunta si está hecho a propósito para molestar o si es sólo la excusa para darle un espacio modesto a alguien para que vaya probando como se maneja con programa propio. Hace un par de semanas que Guillermo López está al frente de Zapping, un programa de más de lo mismo, que ya aburre con sólo leer el nombre, por lo previsible. Realmente, que una productora como Cuatro Cabezas repita la misma melodía es inentendible: repasos de la semana televisiva, algo de archivo, juntamos todo por tema y listo. Y si se llama Zapping ya sabemos de que se trata. ¿No será algún juego semiótico extraño en el límite, hacer más lo mismo de lo mismo sin querer hacer lo mismo, a ver si suena a copia o a intertexto, como hizo Van Sant con Psicosis? Alguna vez van a aparecer los programas que reflexionen sobre las reflexiones que la televisión hace sobre sí misma. Tal vez, Pergolini está esperando que López le de una vuelta de tuerca inesperada.
Lo cierto es que ya no entra un sólo metaprograma más en la televisión. Lo de López no es ni bueno ni malo, es aburrido, cansa, duerme, un clavo sin gusto a nada porque ya todos chuparon de él. Pero no es el único. TVR ya es insoportable. No se bien cuanto dura, creo que un par de horas, en las cuales los informes se hacen de goma. Lo peor es que TVR siempre fue tomado como el programa respetable de la televisión porque nos hace reflexionar. Pero Duro de domar, y el otrora Indomables, pertenecientes a la misma productora, siempre fue infinitamente más fresco y original, pero creo que lo tomaron más para la joda, algo así como un escalón menos serio. TVR es correcto, y listo. Alguna vez fue original y superó a PNP en la cuestión de darle otra significación a las imágenes y armar informes, pero se quedaron en eso. Y peor, pasó a la pontificación, cuando no a la chupada de medias abierta. Pero eso si, vuelve TVR y más de uno lo comenta como la cita obligada de la corrección política, la alternativa a la televisión basura, la oposición a Gran Hermano. TVR ya es un engaño para que el telespectador crea que es inteligente; pero no hace falta mucha inteligencia para ver ese corte y pegue, temas que se ramifican hacia el lado de los tomates, y algo peor, informes que no son más que repeticiones de programas como Policías en acción. Si, eso mismo, reeditar un programa ya hecho, a lo sumo destacar alguna palabra, meterle algún sonidito y mandarlo al aire. Eso ya no es bueno ni malo, es aburrido y, además, vergonzoso. Para después terminar escuchando a la locutra diciendo "Muy buenooo", frase que ya se ha incorporado al lenguaje coloquial, dando el OK a cualquier cosa que, superficialmente, suene intelectual. Y si ellos eran la crítica al puterío televisivo, han dejado de serlo desde el momento que usan su espacio y sus informes para arreglar asuntos personales con Rial o Pergolini. Lo único novedoso, al principio, fue el show de los parecidos, que ahora sólo se sostiene en si uno y otro tienen barba, pelada, o dos ojos.
TVR no se sostiene hace años. Sólo lo sostiene la importancia ganada de hacerse pasar por fiscal de la televisión. Duro de domar si se sostiene, a pesar de ser diario, lo cual lo desgasta más rápidamente. Es un raro caso de algo que surgió como programa de chimentos con Lucho Avilés y llegó a lo que es hoy, echando mano a todo recurso a mano para no quedar pegado a un programa de sopa de videos. RSM también es interesante, y otro que prometía ser más de lo mismo, pero se delizó más hacia el periodismo de espectáculos, y reflotó, junto al magnífico Tortonese, la sección de pasando revista que se había hecho popular en La noticia rebelde. Además, la Mariani dejó de ser una boba, conduce con habilidad, simpatía y estilo propio, y Maju Lozano está cada vez más buena, a pesar de lo que muchos me dicen. Bendita TV parece algo que nombré más arriba, un meta-metaprograma, una parodia maltrazada de Duro de domar, con locutor gracioso, muñequitos, globitos de diálogo y Doman haciendo del Chavo Fucks. Era mucho más estimulante Beto Casella con Rozín en el corto programa que tuvieron hace unos meses, Todo por el aire, que cada tanto pelaban materiales poco o nunca vistos de la televisión de todo el mundo.
Zapping, con la obviedad que es ya desde el título, no tiene más que aportar que las cucarachas en versión de pecesitos, diciendo groserías a mil por hora. Un buen soporífero que ya no tiene lugar.

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