martes, julio 17, 2007

Berp

Una diferencia entre la feria gastronómica Caminos y Sabores y Expogourmet reside en la avidez alimenticia de los que concurren. Es proverbial el hambre del argentino medio, pero en el primer evento se lanzan sobre los stands y en el segundo lo disimulan un poco más. En definitiva, Caminos y Sabores no tiene el glamour de Expogourmet (se prueba el vino con vasitos de plástico, no hay copas de cata), pero es un simpático y grasa quilombo de masas desesperadas, con borrachos (hubo uno que se sirvió sólo de la botella en un stand y la que atendía se enojó), gordos, señoras con bolsas y provincianos haciendo chistes.
Llegué a la entrada, en una Plaza Italia cada vez más parecida a Once, con un Barney perdido allá en el fondo, que no se sabe para quien trabaja.





Acá está la diferencia que decía, en esta feria no se disimula la angurrientez, todos cogoteando como jirafas hambrientas, aún en el stand de algo tan infame como la milanesa de soja.



Esto está un poco de más, un puesto de papas fritas berretas. No es una delicatesse, digamos. Medio pulgar abajo.



Esto fue fabuloso, toda la ciudad de Mercedes metida en un chorizo. Embutidos, bondiolas (o mondiolas)y cantimpalos para probar, llenarse la boca y hacer morir de envidia al más mentado vegano. 10 pulgares arriba.



Tránsito pesado. A todas las madres se les ocurrió salir con los cochecitos, y había una vieja arrastrando algo con rueditas como si estuviera en una terminal de ómnibus.




Proselitismo gastronómico.




Tanta galletas de la abuela, dulces de la abuela, delicias de la abuela, medialunas del abuelo, alguien se decidió dar un paso atrás en el árbol genealógico y dejar de lado un tópico tan trillado. ¿Quién dijo que las abuelas cocinan bien? ¿Las mujeres que en 50 años serán abuelas lo harán igual, siendo que hoy casi no saben hacerlo?



Estos chocolates son innenarrables, el colmo de lo grasa, algo tan abyecto que hace mal a los ojos. Usar un escudito de fútbol para producto cualquiera ya es de mal gusto, pero si le agregamos esas formas en una cajita para regalo ya podemos jubilarnos como ciudadanos. Definitivamente, no es cool. Cinco pulgares abajo.



Pasadas tres horas me retiré de Caminos y Sabores, una feria del libro del morfi, sin nadie que te firme el plato pero con las mismas colas para comer que en La Feria del Libro. De hecho, muchos quedan allí parados desde abril. Con los mismos pasillos angostos, que se angostan aún más en la parte de los vinos. Lo peligroso en este caso es que si la presión es demasiada lo ingerido puede llegar a ver la luz.
Y, bueno, no está mal dejar de ser cool un rato y mezclarse con la plebe inculta. Me voy feliz esquivando los escarbadientes descartados, con mi chorizo de jabalí y mis ajíes kituchos salteños a casa, a saborearlos mientras escucho el último disco de Björk.

1 comentario:

seba dijo...

Realmente si nadie te habia contestado hasta ahora es porque tus comentarios son muy poco serios!. Que pena que haya personas como vos llenas de odio y rencor con la vida que ven a miles de emprendedores en una feria como "mercachifles" cuando en realidad estan aportando a este pais trabajo y empleo a miles de personas...
Te recomiendo terapia y espero que todo ese odio y rencor te permita ver con un poco mas de objetividad las cosas...