jueves, julio 05, 2007

Festividades nimias


Toda una cuestión esto de los festejos impuestos. Bueno, en realidad todos los festejos son impuestos. La crítica siempre viene por dos lados, o que las celebraciones son creadas por el mercado para estimular las ventas o que las impone alguna autoridad para dominar a las masas. Ambas tienen algo de razón.
Ya sabemos que el Día de la Madre es todos los días y que el Día del Padre también lo es, que nunca está de más festejar la Navidad, y así con todos. Aunque con ese criterio todos los días sería día de todas las cosas. La excepción es lo que hace diferencia y da algo de gracia a la vida. También es la creación artificial (todas las creaciones son artificiales) de una excusar para demostrar algo a un otro.
La semana de la Dulzura, al lado de otras festividades, es la nada misma; no tiene relación ni con la religión, ni con la patria, ni con afinidades familiares. Es la fiesta del zalamero, el o la que busca una excusa para abrazar, besar, ensalzar o babearse con alguien. Ese tipo de festividades nimias son las que más descaradamente revelan la arquitectura detrás de cualquiera que aparezca en el almanaque. ¿Tiene que ver esto con el gusto por la excepcionalidad o porque la humanidad, básicamente, es tímida, y necesita que alguien le ordene el festejo? No lo creo. La naturaleza no contempla los momento excepcionales, salvo los que se dan cada tantos millones de años. Es absurdo culpar a los comerciantes de crear falsas alegrías, siendo que se crean todo el tiempo, y hasta se confunden con el sentimiento "verdadero". Una pareja de novios festeja su aniversario con algo de influencia del mercado, sino ¿tiene realmente importancia el tiempo dentro del amor, algo tan difícil de medir? Tal vez haya que ser tan anarquista como Lewis Carroll e inventar algo como el cumpledías con el que Alicia se encontraba detrás del espejo. Ya el almanaque mismo, en cualquier cultura, es una forma de ordenamiento, y nadie escapa a su tiranía en la recordación de algún hecho en particular.
Así que, aunque sea en parte, algo hay que agradecer a los mercaderes en la Semana de la Dulzura, festejo bastardo si los hay, por lo menos por ahora, sobrino del Día de San Valentín, que, por lo menos, sirve para salir de la cáscara de la timidez y demostrarle a alguien todo lo que lo queremos.

1 comentario:

Hoja Mayor del Gomero dijo...

Coincido totalmente, y supongo que se unirá a la campaña "El dìa del amigo es un fiasco".