miércoles, julio 18, 2007

Nieve



La otra vez ironizaba sobre la invasión imperialista que significaba la nevada de la semana pasada. Por supuesto, después lo escuché por ahí, el acto de rebeldía: un bienpensante prefiere el calor. Bromear con esa pequeña situación es como copiar la realidad, o anticiparse sabiendo que será repetida. "Yo me quedo con estos calores sudamericanos", dice uno sin que le hayan preguntado, y sin saber si realmente le gusta el calor o es solo resistencia climática.
Ahora, hay otra forma de ser bienpensante con respecto a la nieve que no tiene que ver con decirse de izquierda. Ser argentino también es una ideología; digamos que es un sentido común quejoso que no adscribe a nadie ni a nada pero cree estar en consonancia con todos, sin estarlo, a la vez. Por empezar, ese ser argentino desprecia a la Argentina, cree que es el peor lugar del mundo; amenaza con irse hace años, pero su impotencia se lo impide. Este sentido común dice que en Argentina todo está hecho para jodernos. En Argentina nadie cumple la ley, es una anarquía, que así es como estamos, pero él maneja borracho y obtiene todo por abajo cuando puede; si lo hacen los demás porque yo no. La Argentina tiene una crisis cultural grave porque existe Gran Hermano (él admira países que lo tienen hace 10 años seguidos) e Internet, pero él compra cualquier revista con gatos en la tapa y apenas si lee el diario. Ese ser argentino usa la queja como índice de su conciencia social, que llega hasta ahí nomás, o hasta que un pibe le quiere limpiar el vidrio del auto. El ser argentino no responde ni a la izquierda ni a la derecha, sólo se queda con las rémoras de ambos. De golpe tiene ataques de conciencia social cuando se siente frustrado, pero siempre están ahí los negros cabeza. Los negros cabeza sólo son simpáticos si están teñidos de rubio y en forma de gato; para él, la mujer argentina es una histérica que no se compara con el resto del mundo.
Y la nieve también despierta el horror del ser argentino. ¿Para que salir a verla? En este caso, los argumentos no son antiimperialistas sino en relación a la distracción. La nieve nos distrae igual que Gran Hermano, y el Gobierno la usa para tapar cosas. Nada exótico y curioso lo alegra. No digo que se instituya el Día de la Nieve, pero tampoco se ve algo así todos los días. No, él no puede disfrutar nada de eso si ocurre en este país. De golpe, piensa que hay pobres que se van a congelar y que el sistema energético va a explotar. En otros países los pobres también pueden morir por el frío o el calor, pero no iría en una misión para frenar eso en el mundo. El tema está acá. El tema es creerse lo mejor o lo peor.
El ser argentino cree que dice algo importante porque suena sentencioso, pero sólo son residuos de discursos anteriores, sin el más mínimo atisbo de creatividad. Mientras la nieve sigue cayendo y a nadie le importa si él se queda encerrado con su pensamiento suficiente.

1 comentario:

mac dijo...

Excelente!
soy una argentina hecha y derecha, ja.